El Diario
A la sombra de un árbol de aguacate macho, con sus hojas verdes, sus prominentes ramas y la cantidad de lineas de comején que invaden sus brazos, me detuve a leer, a sumergirme en las pagina de un libro de pasta roja que te enseña a como evitar tus preocupaciones, bueno, es decir, actuar mas que preocuparte.
Fue ahí, donde me detuve, y me dije: y si mi mente fuera como el cielo despejado, azul y de nubes dispersas, esa paz que se ve cuando alzas tus ojos o el dejarse llevar de los arboles por el viento, no oponiendo resistencia alguna a sus movimientos y caricias llenas de frescura y oxigenación... comprendí que en esos sutiles momentos en los que me detengo a escuchar el silencio (mis silencios), los silbidos del viento, la plenitud del cielo al contemplarlo, ahí siento que puedo alcanzar la quietud mental, esa paz emocional que tanto busco; puede ser que no tenga la clave exacta para esto, pero ahora caigo a la cuenta que puedo retomar cada vez que necesite de este tipo de encuentros, cada que esa necesidad consciente del que debo detenerme a consentir la tranquilidad mía.
Que bueno seria esta serenidad momentánea mantenerla el resto de tu vida, el buscar ese tiempo para mi bienestar personal, el consentir tu alma, por el simple hecho de que solo puedes contar con vos mismo, entonces si es gratuito, es mejor el decretar y cultivar tu propio bienestar, y es así como se podrá mantener esa serenidad mental.
practiquemos este tipo de cosas tan simples que nos llevan a canalizar una mejor energía, revitalizando nuestros cuerpos energéticos, busquemos la oportunidad de buenos espacios para estar con nosotros mismo... hazlo vos podes!
LEONARDO GAMBOA.
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