Una noche de estas, al salir a caminar refrescando mi mente y al mismo tiempo reforzando mi salud, iba en silencio, cuando de repente al reposar en una banca del parque central de mi ciudad, con las piernas cruzadas y mi mirada perdida en la gente, a mí mismo me dije: Hay tantas gentes en el mundo, hombres y mujeres con distintas formas físicas, distintas miradas, distintas opiniones, hay tantas gentes como diversidad en el planeta; historias de vida que poseen cada una su razón y su lógica, emociones compartidas, energías genéticas ancestral, tantas vidas incomparables unas de otras, todos con sus magias, sus tristezas, sus risas; es tan real y palpable que por ello me detengo en la belleza humana; su punto en común, es, que compartimos el mundo, compartimos cada quien historias familiares, historias cultural, una idiosincrasia propia de cada país y sus lugares internos. Aun si, con tantas diferencias, podemos llegar a un punto en acuerdo, a la sensibilidad y empatía por ...